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Smart Discount: El futuro de la proximidad con Tecnología de Alto Impacto
Por Ignacio Gómez Escobar
igomeze@colombiaretail.com
“El retail cambia, el consumidor evoluciona y la proximidad se reinventa. El Smart Discount es más que un modelo: es la síntesis entre precio bajo, cercanía y tecnología”. Con estas palabras se resume el concepto de Smart Discount, un formato de tienda que mantiene los precios bajos propios del hard discount, pero agrega valor mediante tecnología, conveniencia y eficiencia operativa. En otras palabras, no se trata solo de vender barato, sino de vender de forma inteligente: aprovechar los datos, la automatización y procesos optimizados para mejorar la propuesta al cliente sin perder la esencia de la economía en precios.
Este modelo híbrido combina lo mejor de dos mundos: la agresividad en costos y simplicidad de un descuento duro tradicional, con la cercanía y servicio de una tienda de conveniencia moderna. Desde la perspectiva de tienda física, un Smart Discount suele consistir en establecimientos pequeños, con surtido limitado, pero bien ajustado a las necesidades locales, precios competitivos y ubicaciones estratégicas en barrios o zonas de alto tráfico. En esencia, se acerca al cliente con tiendas de proximidad al estilo convenience, pero operando con la eficiencia extrema de un hard discount. Suelen privilegiar la alta rotación de productos, una logística impecable y servicios adicionales (por ejemplo, recargas móviles, pago de recibos, café para llevar) que aumentan la conveniencia para el cliente. Todo esto se logra manteniendo una estructura de costos muy baja y apoyándose en tecnología para optimizar cada aspecto del negocio.
En el retail moderno el cliente no busca la tienda, la tienda busca al cliente
En resumen, Smart Discount implica “aprender a ser inteligentes siendo baratos”. No se abandona la promesa central de precio bajo, sino que se le añaden capas de valor percibido. Como señala un análisis del sector, esta evolución del formato descuento ha sido “inteligente, hábil y elegante” al agregar ciertas ventajas de los supermercados tradicionales sin perder sus fortalezas originales El resultado es un comercio avanzado: tiendas de descuento 2.0 que ofrecen al cliente no solo ahorro de dinero, sino también ahorro de tiempo, cercanía y mejor experiencia.
Tendencias del retail actual: cercanía, conveniencia y tecnología
El auge del Smart Discount responde a tendencias claras en el retail contemporáneo. El consumidor actual está más informado, exigente y sensible al precio, pero al mismo tiempo valora profundamente su tiempo y la comodidad. Tras años de expansión de grandes superficies, vemos una aceleración del canal de proximidad y conveniencia: cada vez más personas prefieren hacer compras rápidas cerca de casa o del trabajo, en lugar de desplazarse a hipermercados lejanos. De hecho, en muchos países se vive una verdadera "tienditis" de formatos de barrio. Por ejemplo, en Perú se abre en promedio una tienda de conveniencia nueva cada ocho días en Lima, reflejando la demanda de compras más cercanas y frecuente. Este fenómeno no es exclusivo de un país: en Ecuador, Colombia, Argentina, México o España el formato de tiendas de descuento duro de barrio se ha consolidado respondiendo a nuevas dinámicas de consumo. Sus características comunes son locales pequeños, surtido esencial, precios bajos y ubicaciones pensadas para estar “a la vuelta de la esquina”, permitiendo compras ágiles con bajo ticket promedio.
Al mismo tiempo, la tecnología se ha vuelto factor decisivo tanto en la experiencia del cliente como en la eficiencia operativa de los retailers. Hoy el valor para el cliente no se mide solo en el precio de los productos, sino también en el tiempo que ahorra, la cercanía del servicio y la facilidad de la experiencia. Conceptos como la omnicanalidad (integración fluida de canales físicos y digitales), los pagos móviles o sin contacto, la entrega a domicilio ultra-rápida (Rappi Turbo) y la personalización de ofertas mediante datos se están volviendo estándar en las expectativas del consumidor urbano moderno. La pandemia de COVID-19 también reforzó muchos de estos hábitos: favoreció que el comprador hiciera sus compras más cerca del hogar y aceleró la adopción de herramientas digitales para evitar fricciones (como comprar por apps y recoger en tienda, escanear códigos QR, etc.).
En este contexto, las cadenas de retail que combinan proximidad física con innovación tecnológica llevan la delantera. Se suele decir que “hoy, el valor no se mide solo en dinero, sino también en minutos”. Un Smart Discount entiende esto y busca que el cliente ahorre en ambos sentidos: que gaste poco dinero y poco tiempo, sin sacrificar la calidad básica de la experiencia. En palabras del propio foro de retail: “Hoy, el valor no se mide solo en precio, sino en tiempo, cercanía y experiencia”. Las tiendas de descuento inteligente apuntan justamente a esa intersección: precios imbatibles con la máxima comodidad posible.
Del hard discount al smart discount: evolución y cambio cultural
El formato descuento ha recorrido un largo camino, desde los austeros almacenes de descuento duro hasta estas nuevas tiendas inteligentes. Tradicionalmente, el Hard Discount se definió por la eficiencia extrema y el enfoque en el precio más bajo posible, a costa de prescindir de cualquier lujo en tienda – desde la decoración hasta la variedad de marcas. Cadenas pioneras como Aldi o Lidl en sus inicios ofrecían locales simples, pocas referencias (principalmente marcas propias básicas) y ningún servicio extra, todo orientado a minimizar costes y trasladar ese ahorro al cliente. En contraste surgió luego el llamado Soft Discount, que mantiene el precio bajo pero buscando ofrecer mejor experiencia que el hard discount puro. Este soft discount incorporó algunas mejoras en tienda (por ejemplo, tiendas un poco más amigables, más categorías de producto o algo de atención al cliente) sin dejar de ser económico.
La llegada del Smart Discount representa la siguiente fase en esta evolución: añadir valor sin perder el precio competitivo. Como bien se ha dicho, “no es dejar de ser baratos, es aprender a ser inteligentes siendo baratos”. En la práctica, esto significa que las cadenas de descuento entendieron que, para crecer sostenidamente, necesitaban atraer nuevos segmentos de clientes, no solo a los más necesitados o buscadores de ofertas tradicionales. El comprador actual abarca desde familias de clase media queriendo rendir su presupuesto, hasta jóvenes profesionales valorando la comodidad, pasando por consumidores que “ahorran por inteligencia, no solo por necesidad”. De hecho, ha ocurrido un cambio cultural en la percepción del descuento: se pasó de “subsistir” a “optimizar”, de “ahorrar por necesidad” a “ahorrar por inteligencia”. Hoy comprar en una tienda de descuento no es signo de estatus económico bajo; al contrario, muchos consumidores lo ven como una decisión inteligente para maximizar el valor de su dinero.
Este cambio se refleja en cifras. Por ejemplo, Lidl y Aldi llevan años ganando cuota de mercado consistentemente al atraer clientes que antes compraban en supermercados tradicionales Se ha hablado incluso de la "supermercadización del discount" los discounters añadieron ciertas capas de valor propias de un supermercado (mayor surtido, productos frescos, tiendas más cómodas) de forma muy inteligente, sin perder sus fortalezas base como la competitividad en precio, la simplicidad de surtido y la operación funcional Como describe un analista, “las enseñas discount han pasado de ser famosas por sus establecimientos espartanos a tener tiendas amplias, modernas y funcionales que han cambiado radicalmente la experiencia de compra del cliente” Mantienen el modelo de costos bajos, pero han logrado que el cliente promedio ya no perciba sus tiendas como lugares deprimentes o de compromiso, sino como opciones válidas para hacer incluso la compra completa de la semana si así lo desea.
En resumen, el paso de Hard a Smart Discount ha implicado evolucionar sin traicionarse. Se siguen aplicando principios de austeridad donde el cliente no lo ve (p. ej., logística eficiente, menos intermediarios, marcas propias económicas) pero se invierte en lo que el cliente sí valora y percibe. El resultado es un modelo donde “la esencia del descuento se mantiene; la experiencia del cliente se transforma”. Los consumidores de hoy buscan valor integral – es decir, buena relación calidad-precio más conveniencia – y las tiendas de descuento inteligente se posicionan para dárselo.
La inteligencia aplicada al descuento: eficiencia con valor añadido
Otro ámbito de aplicación tecnológica es la automatización de procesos. Muchas tiendas de descuento inteligente operan con plantillas de personal reducidas, por lo que incorporan soluciones automáticas en tareas repetitivas: cajas de autopago, conteo automatizado de inventario (por ejemplo, con sensores IoT en estanterías o robots que escanean pasillos), sistemas de pedidos automáticos a proveedores basados en algoritmos, etc. Un hito reciente lo marcó Aldi UK, que a inicios de 2022 abrió su primera tienda con tecnología check-out free (sin cajas) en Londres. Con ello se convirtió en el primer discounter en adoptar el modelo de tienda sin cajeros al estilo de Amazon Go, mostrando que incluso operadores enfocados en bajo costo pueden liderar en innovación tecnológica de alto impacto. Este tipo de automatización de punta – basada en visión por computadora, sensores y machine learning – todavía es incipiente, pero sienta la pauta de hacia dónde va el retail: reducir al máximo la fricción y los costos operativos simultáneamente.
La inteligencia aplicada al descuento: eficiencia con valor añadido
Un pilar fundamental del Smart Discount es la inteligencia de negocio aplicada para potenciar el modelo de bajo costo. ¿Cómo se puede añadir valor percibido al cliente sin elevar los precios? La respuesta está en usar tecnología como palanca para lograr mayor eficiencia y diferenciación. Esto implica decidir muy bien dónde invertir los escasos recursos de la empresa de modo que el cliente lo note y lo aprecie. Por ejemplo, puede que una cadena elija invertir en un sistema de cobro automatizado rápido en vez de en decorar lujosamente la tienda, porque sabe que su cliente valora más salir pronto sin hacer fila que tener estanterías de madera fina. La inteligencia está en conocer al cliente y optimizar cada detalle en función de ello.
En la práctica, aplicar inteligencia al descuento significa usar datos y tecnología para tomar mejores decisiones operativas y comerciales. Un caso claro es el manejo de inventarios y abastecimiento: las cadenas más avanzadas emplean algoritmos de inteligencia artificial para pronosticar ventas y optimizar la distribución, lo que les permite reponer productos justo a tiempo, evitar agotados y reducir mermas OXXO en México, con más de 23.000 tiendas y 13 millones de clientes diarios, es ejemplar en este sentido – su escala sería inmanejable sin sistemas inteligentes. Según su director de TI, “tenemos algoritmos con IA para pronosticar ventas y optimizar la distribución. Sin eso, el negocio no podría operar” Gracias a esas herramientas, OXXO garantiza disponibilidad de productos en cada local (factor crítico en conveniencia) y ha logrado incluso personalizar el surtido por tienda según datos de ventas, métodos de pago utilizados, perfil socioeconómico de la zona y otros factores. Esto último es clave, aplicar inteligencia no solo mejora la eficiencia operativa, reduciendo costos, sino que también puede elevar las ventas al afinar la oferta a lo que cada comunidad realmente quiere.
Cabe señalar que ser “inteligente” no significa incorporar tecnología por moda, sino de forma estratégica. Muchas veces la diferenciación de un Smart Discount proviene de detalles muy pensados: por ejemplo, implementar una app de fidelización robusta puede ser más valioso que lanzar costosas campañas de marketing masivo. La cadena peruana Tambo+ entendió esto al introducir su propia aplicación de lealtad, mediante la cual recopila datos de compra y lanza promociones personalizadas, además de habilitar ventas vía canal digital. Con una inversión tecnológica relativamente contenida (una app móvil), logró conocer mejor a su cliente y aumentar su propuesta de valor con cupones y ofertas dirigidas, algo que los jóvenes urbanos aprecian.
Este tipo de tácticas, apoyadas en análisis de datos, permiten al descuento inteligente sentir al cliente individualmente a pesar de ser formatos de autoservicio de gran escala. En palabras de un ejecutivo de OXXO, “gracias a nuestro programa de lealtad, donde ya tenemos más de 23 millones de usuarios, podemos saber quién nos compra, qué compra y cuándo. Eso nos permite no solo satisfacer la demanda actual, sino anticiparla”thelogisticsworld.
En síntesis, la inteligencia aplicada al descuento busca mantener los precios bajos añadiendo valor percibido mediante decisiones respaldadas por datos. Es exprimir cada euro o dólar para que trabaje doble: que reduzca un costo o aumente la satisfacción del cliente, y preferiblemente ambas. De esta forma, el Smart Discount consigue lo que parece un contrasentido: ofrecer más por menos. La tecnología es un habilitador fundamental en ese logro, actuando como “palanca” para disparar la eficiencia y la diferenciación allí donde más importa.
Conveniencia inteligente: proximidad sin fricciones
Otro eje crucial es la transformación de la conveniencia tradicional en una “smart conveniencia”. Originalmente, tener una tienda conveniente significaba ante todo estar bien ubicado – cerca del cliente. Hoy, ese es apenas el punto de partida. “Conveniencia ya no es solo ubicación: es eliminar obstáculos para el cliente”. Las tiendas de proximidad inteligente buscan brindar una experiencia sin fricciones: que entrar, comprar y salir sea lo más ágil y sencillo posible. Esto implica adoptar múltiples innovaciones centradas en la facilidad de compra (seamless experience).
Un ejemplo paradigmático es Amazon Go, la visión de Amazon para el comercio de barrio del futuro. En estos establecimientos ultratecnológicos, basta con tomar un producto del estante y salir de la tienda, sin pasar por ninguna caja física. Cámaras en el techo e inteligencia artificial detectan qué productos se lleva el cliente, y automáticamente se le carga el importe a su cuenta Amazon al salir. Este formato logra literalmente cero fricciones en el acto de compra: ni filas, ni pagos manuales. Amazon describe Go como “un nuevo tipo de tienda de barrio”, donde uno puede “entrar, tomar un café recién hecho o el almuerzo, y salir” sin demoras. La primera tienda Amazon Go abrió al público general en Seattle en 2018, y desde entonces la compañía ha inaugurado decenas de ubicaciones en EE.UU. y algunos en el Reino Unido. Si bien el modelo enfrenta desafíos (en 2023 Amazon pausó algunas aperturas por buscar rentabilidad sostenible), ha marcado un antes y después en lo que a conveniencia augmentada con IA e IoT se refiere. Ha demostrado que es posible eliminar la mayor molestia de la compra tradicional – el checkout – mediante tecnología. Como era de esperar, otros retailers están experimentando con variantes de este concepto de tienda sin cajeros en el mundo.
Sin embargo, no toda conveniencia inteligente requiere llegar a ese extremo futurista. Hay implementaciones más sencillas que, sumadas, quitan fricciones y ahorran tiempo al cliente. Por ejemplo, la adopción masiva de pagos móviles y sin contacto en tiendas de proximidad ha agilizado enormemente las transacciones. Cadenas como Mercadona en España invirtieron millones de euros para equipar todas sus cajas con tecnología contactless, permitiendo que los pagos con tarjeta o móvil sean rapidísimos También vemos tiendas pequeñas que habilitan escaneo de códigos QR para obtener información de productos o promociones instantáneamente, evitando que el cliente deba buscar precios o detalles nutricionales, Algunas tiendas de conveniencia urbana incorporan cajas de autopago para que quien lleve prisa no espere por un cajero. Incluso servicios como “scan & go” (el cliente escanea sus productos con el móvil mientras compra y luego solo paga el total) se están probando en supermercados compactos para reducir filas.
La omnicanalidad es otro elemento de la conveniencia moderna. Esto significa que la tienda física ya no actúa aislada: está integrada con plataformas digitales. Un cliente puede hacer un pedido en línea y recogerlo en su tienda de barrio camino a casa, combinando la rapidez online con la inmediatez física. O puede desde la app de la tienda verificar si un producto está en stock antes de salir. Empresas de conveniencia están ofreciendo también delivery de última milla: OXXO, por ejemplo, habilitó entregas a domicilio y alianzas con apps de reparto para llevar productos de sus tiendas al hogar del cliente en minutos. Esta estrategia omnicanal exige una gran sincronización logística, pero apunta a lo que OXXO denomina ser “hiperconvenientes, capaces de satisfacer necesidades del cliente en cualquier momento y lugar”. Es decir, llevar la conveniencia a un nivel superior: que la tienda vaya (virtualmente) al cliente si el cliente no puede venir.
El entorno de una tienda smart también busca anticiparse a las necesidades. Mercadona, en su renovación de supermercados, ha incorporado detalles como zonas de café para llevar dentro de la tienda y plazas de aparcamiento para patinetes eléctricos afuera.
En conclusión, smart conveniencia significa repensar la cercanía más allá de la geografía: es lograr que la compra sea fluida, rápida y agradable. Las tiendas de descuento inteligente abrazan esta filosofía. Mantienen el formato pequeño de barrio (siempre cercano), pero apalancan alto impacto tecnológico para garantizar una experiencia sin complicaciones. Implementan formatos pequeños con gran impacto tecnológico: desde pagos rápidos, surtido optimizado por datos, hasta integraciones con apps móviles. De este modo, la conveniencia deja de ser solo una cuestión de dónde está la tienda, y pasa a ser cómo le hace la vida más fácil al cliente. Y un cliente satisfecho con la experiencia, sumado al precio bajo, es la receta para la lealtad en este segmento.
Convergencia de formatos: cuando descuento y conveniencia se unen
Históricamente, el retail clasificaba rígidamente a las tiendas en categorías: “supermercado”, “tienda de conveniencia”, “discount”, etc., cada una con su propuesta separada. Hoy, esos límites se difuminan. Estamos viendo una convergencia en el Smart Retail, donde conceptos de descuento y de conveniencia se integran bajo un mismo formato. El Smart Discount en sí es un ejemplo de híbrido: combina precios bajos de discounter con la cercanía y facilidad de tienda de conveniencia, usando la tecnología como puente para lograr eficiencia y personalización simultáneamente. Modelos híbridos así están redefiniendo las reglas del juego y demostrando que el cliente no quiere elegir entre “barato pero lejos/incómodo” o “cerca pero caro”: lo quiere todo, y las cadenas que logren dárselo tendrán su preferencia.
Un claro indicador de esta convergencia es cómo retailers de distintos orígenes adoptan atributos del otro formato. Cadenas discounters se han vuelto más “cómodas” y cercanas, mientras cadenas de conveniencia incorporan estrategias de precios agresivos o surtidos marca propia típicos del discount. Incluso supermercados grandes como Mercadona han tenido que adaptarse para no quedar fuera: la empresa valenciana ha iniciado una transformación profunda de sus tiendas para hacerlas más eficientes, tecnológicas y cómodas, consciente de que el consumidor espera lo mejor de ambos mundos. Han modernizado procesos, añadido servicios de conveniencia en tienda, potenciado la sostenibilidad y digitalización, todo sin perder su foco en precios competitivos. Mercadona describe su visión del supermercado del futuro con cuatro palabras: “eficiente, cómodo, tecnológico y enfocado en las necesidades reales” del cliente. – prácticamente los mismos atributos que buscamos en un Smart Discount, pero aplicados a una tienda de mayor tamaño. Esto evidencia que el futuro del retail será inteligente… o no será, frase lapidaria que resumen muchos expertos. Las empresas que no integren tecnología, eficiencia y cercanía en su propuesta corren el riesgo de volverse irrelevantes.
Otro ejemplo de convergencia es la incursión de actores no tradicionales en formatos opuestos: Amazon, nacida 100% digital, abrió tiendas físicas de conveniencia; 7-Eleven, reina de la conveniencia, experimenta con formatos de supermercado pequeño; Aldi y Lidl, reyes del descuento, lanzan tiendas urbanas más chic (como Aldi Corner Store en Australia, orientada a público urbano con café y productos listos para consumir). Todos están aprendiendo unos de otros. En América Latina, las gasolineras (tradicionales puntos de conveniencia) están adoptando surtidos tipo hard discount en sus tiendas; a la vez, discounters de barrio añaden servicios tipo cafetería o panadería para competir no solo por precio sino por practicidad y proximidad emocional con el cliente.
La tecnología impulsa la integración de formatos en retail, permitiendo eficiencia y cercanía gracias a la digitalización y sistemas robustos de datos. Ejemplos como OXXO muestran cómo la experiencia se unifica entre app y tienda física, conectando canales digitales y físicos mediante una logística eficiente. Los límites entre descuento, conveniencia y supermercado están desapareciendo; el Smart Retail integra modelos flexibles centrados en el cliente, ofreciendo precios bajos y alto valor tecnológico. Las empresas deben adaptarse integrando formatos y respondiendo ágilmente a necesidades integrales del cliente para mantenerse competitivas.
Los pilares del Smart Retail: eficiencia, personalización, tecnología y adaptación
A modo de síntesis estratégica, podemos desglosar el Smart Discount (y el Smart Retail en general) en cuatro ejes fundamentales sobre los que construir la propuesta de valor:
Eficiencia operativa total: Reducir costos sin sacrificar el servicio. Este pilar viene del ADN del hard discount. Se trata de optimizar cada proceso – compras, logística, inventarios, tienda – para eliminar gastos superfluos. La eficiencia incluye el diseño inteligente de tiendas (layouts sencillos que requieren poco personal), la negociación fuerte con proveedores, el uso de marcas propias y eliminar intermediarios. Hoy, además, la eficiencia se potencia con automatización y datos: pronósticos de demanda, reposición automatizada, gestión centralizada de categorías. El objetivo es lograr la máxima productividad por metro cuadrado y por empleado. Un caso ilustrativo: Lidl y Aldi
Experiencia de cliente personalizada: Conocer y anticipar las necesidades del cliente para que cada uno sienta que obtiene un trato especial, pese al autoservicio. Esto abarca desde surtido adaptado a gustos locales hasta promociones individualizadas. La analítica de datos y los programas de fidelización son herramientas centrales aquí. Por ejemplo, Lidl lanzó su app de fidelidad “Lidl Plus” que ofrece cupones personalizados y dinámicas de gamificación para aumentar la frecuencia de visita y la fidelidad del cliente. El éxito ha sido notable, cambiando la percepción de que un discounter no puede tener lealtad de marca. Asimismo, OXXO – con su base de millones de usuarios registrados – ajusta su oferta por tienda según el perfil de sus visitantes (horarios, productos más comprados, etc.) La personalización también puede verse en la comunicación dentro de la tienda: señalización digital que recomienda recetas, ofertas destacadas según la hora del día (ej. café por la mañana, snacks por la tarde), etc. El cliente debe sentir que la tienda “entiende” sus necesidades. Un directivo lo resumió bien: “el precio sigue siendo rey… pero el cliente también quiere sentirse especial”. Dar ese sentimiento de reconocimiento y conveniencia individual es clave para fidelizar en un entorno de tanta competencia.
Tecnología de alto impacto: Incorporación de IA, IoT, automatización y digitalización en toda la propuesta de valor. Este pilar habilita en gran medida los anteriores. Incluye tanto la tecnología de cara al cliente (apps, pagos móviles, kioskos electrónicos, realidad aumentada en tienda, carritos inteligentes) como la tecnológica tras bambalinas (sistemas de gestión ERP avanzados, analítica big data, robótica de almacén, sensores IoT en frío y estanterías, etc.). La idea es usar las herramientas tecnológicas más avanzadas donde aporten valor: no por novedad, sino para mejorar eficiencia o experiencia. Por ejemplo, IoT (Internet de las Cosas) permite monitorear en tiempo real las condiciones de productos frescos, optimizar energía en refrigeradores o hacer seguimiento del tráfico de clientes en pasillos para ajustar la tienda. La IA ayuda en infinidad de decisiones: desde predecir qué promociones serán efectivas hasta optimizar precios dinámicamente o detectar fraude. La automatización física reduce errores y libera al personal para tareas de atención al cliente – pensemos en la reposición automática de inventario con robots en centros de distribución, o máquinas expendedoras avanzadas dentro de tiendas para ciertos productos. Un hito notable fue mencionado: Aldi abriendo la primera tienda checkout-free entre discountersfoodretail.es, combinando visión computarizada y machine learning para eliminar cajas. Otro ejemplo: Mercadona desarrolló 12 centros de coinnovación donde, junto a clientes, prueba nuevas tecnologías y productos antes de implementarlos masivamenteinfo.mercadona.esec
Adaptación local y ágil: A pesar de apoyarse en estándares globales, cada tienda debe ser única según su entorno. Este pilar reconoce que la inteligencia está en unir “lo global y lo local, lo barato y lo valioso”. Significa que un Smart Discount debe adaptarse continuamente a la demanda local y a los cambios del mercado. Esto se refleja en surtidos diferenciados por región o barrio (incluyendo productos de proveedores locales cuando sean relevantes), en estilos de tiendas que puedan variar según el público (no todas las tiendas con calco exacto si atienden comunidades distintas) y en la capacidad de la cadena para aprender y ajustarse rápidamente. Por ejemplo, si en cierto barrio un producto no rota, la tienda lo reemplaza por otro más acorde a los gustos locales en vez de mantener un planograma rígido. O si un competidor nuevo abre cerca, la tienda local puede responder con promociones específicas para su zona. OXXO lleva esto al extremo al utilizar datos externos como nivel socioeconómico del vecindario o presencia de competidores para definir el surtido ideal de cada tienda. En Europa, Lidl y Aldi empezaron a introducir productos regionales y marcas líderes locales en sus estanterías (además de sus marcas propias) para conectar mejor con las preferencias locales sin perder la escala global. La adaptación continua también implica estar atento a tendencias: por ejemplo, incorporar rápidamente una categoría de producto emergente (orgánicos, veganos, sin gluten, etc.) o un servicio nuevo si el mercado lo pide. En resumen, es tener una estructura lo suficientemente ágil para que cada tienda se sienta del barrio, pero con el poder de compra y la inteligencia centralizada de una gran cadena.
Estos cuatro ejes son interdependientes. Una operación eficiente libera recursos para invertir en tecnología; la tecnología habilita personalizar la experiencia; una experiencia personalizada requiere adaptar la oferta localmente; y una adaptación local acertada redunda en más ventas, alimentando la eficiencia. Juntos, forman la columna vertebral estratégica del Smart Discount. Como se dijo en el foro: “la inteligencia está en unir lo global y lo local, lo barato y lo valioso”. Es decir, combinar la escala y ciencia de una gran operación global con el toque humano y cercano de la tienda de la esquina. Las empresas que logren ese equilibrio habrán descifrado el código para liderar el retail del mañana.
Ejemplos internacionales de Smart Discount en acción
Para aterrizar estos conceptos, veamos algunos ejemplos y casos de estudio, tanto internacionales como de América Latina, que ilustran diferentes facetas del Smart Discount y la proximidad tecnológica:
Lidl y Aldi – La evolución del descuento en Europa
Dos referentes globales del Smart Discount son Lidl y Aldi, cadenas alemanas que han transformado el concepto de hard discount tradicional. Lidl, con presencia en decenas de países, pasó de ser una tienda espartana de bajo costo a convertirse en uno de los formatos de retail más releventes del mundo y con más de 30.000 tiendas si sumamos las de ambos ganando compradores de manera acelerada. ¿Cómo? Agregando capas de valor, mejoró la calidad de su surtido (sus marcas propias ahora compiten en calidad con marcas líderes), incorporó líneas premium accesibles y amplió la variedad de productos frescos para ser una tienda “one-stop shopping” donde el cliente pueda hacer su compra completa y con expansión. También invirtió en modernizar sus tiendas, que hoy son amplias, luminosas y agradables, con panaderías integradas, secciones especiales (p. ej. la quesería en Lidl con gran surtido de quesos) y pasillos de bazar no alimentario que renuevan constantemente ofertas y atraen tráfico. Todo ello sin dejar de ofrecer precios muy competitivos. Aldi, por su parte, ha seguido una estrategia similar: manteniendo su eficiencia extrema en costos (parte de su ADN), pero traduciendo esa eficiencia en inteligencia de negocio. Ha innovado con nuevos formatos – por ejemplo, tiendas urbanas más pequeñas orientadas a conveniencia – y fue pionera en adoptar tecnología de punta, como vimos con la tienda sin cajeros de Londres. Tanto Lidl como Aldi han incorporado apps de fidelización (Lidl Plus, Aldi app) e iniciado pasos hacia la venta online y entregas a domicilio en algunos mercados, rompiendo la barrera que históricamente separaba a los discounters del comercio electrónico. Gracias a estas evoluciones, hoy Lidl y Aldi encarnan el Smart Discount a gran escala: siguen siendo “baratos” pero el cliente ya no los ve “baratos y malos”, sino “baratos e inteligentes”. No es coincidencia que se les atribuya estar ganando clientes de todas las franjas socioeconómicas, obligando a los supermercados tradicionales a ponerse las pilas.
Amazon Go – Conveniencia automatizada sin fricciones
Aunque no es una cadena de descuento, Amazon Go merece mención como exponente de la tecnología de alto impacto en proximidad. Amazon Go demostró cómo podría ser la tienda de conveniencia del futuro: entras, tomas lo que necesitas y te vas, sin pasar por caja. Este concepto de tienda autónoma (autonomous store) utiliza una densa red de cámaras, sensores en estantes y algoritmos de reconocimiento para identificar los productos que cada cliente toma y cargarlos a su cuenta automáticamente. Inaugurada al público en 2018, la primera tienda en Seattle causó sensación por eliminar filas y cajeros, ofreciendo una experiencia de compra ultra-rápida. En el surtido, Amazon Go combina básicos de conveniencia (bebidas, snacks, productos frescos listos para llevar) con una selección de platos preparados en la misma tienda – de hecho, tiene una pequeña cocina oculta donde empleados preparan sándwiches y ensaladas frescas a diario. Es decir, añade valor con conveniencia alimentaria además de la tecnología. El espacio es reducido (alrededor de 170 m² la tienda tipo) y está pensado para compras de paso, muy en línea con necesidades urbanas. Amazon ha seguido experimentando con este formato, abriendo tiendas en Nueva York, Chicago, San Francisco, y también exportando la tecnología a su cadena de supermercados Amazon Fresh en versiones más grandes. Si bien enfrenta retos (no todas las ubicaciones han sido rentables al corto plazo), Amazon Go ha marcado tendencia: retailers como 7-Eleven, Tesco, Carrefour y Alibaba (con sus tiendas Hema) han probado tiendas sin cajero inspiradas en este modelo. Para el ámbito de Smart Discount, Amazon Go deja una lección: incluso en una pequeña tienda de barrio, la IA y la automatización pueden eliminar puntos de fricción tradicionales y redefinir la comodidad. Esto eleva el estándar de lo que un consumidor puede esperar de una compra rápida. Tal vez en el futuro cercano, elementos de este modelo (por ejemplo, sistemas de pago invisibles o sensores de inventario en tiempo real) se integren en las tiendas de descuento inteligente, aunque sea de forma parcial, para seguir mejorando la agilidad de la experiencia.
Mercadona – Digitalización y servicio en un Hard Discount diferente.
Mercadona, la cadena de supermercados líder en España, es un caso interesante de cómo un retailer tradicional adopta principios del Smart Retail para mantenerse a la vanguardia. Si bien Mercadona no es un discounter (opera con un modelo de calidad alta a precios bajos, pero no mínimos), su reciente transformación refleja muchas ideas clave. La empresa ha implementado un Modelo de Innovación transversal que involucra a toda la cadena de valor – desde proveedores hasta tiendas – para anticiparse a nuevas necesidades del cliente. Algunos de los cambios visibles en sus renovadas tiendas incluyen: sistemas de códigos QR en productos para que el cliente pueda conocer origen, trazabilidad, ingredientes y otra info con solo escanear el envase; instalación de cafeteras automáticas self-service en la sección de platos preparados, de modo que el cliente puede llevarse un café al momento de comprar su almuerzo sin hacer cola adicional; mejoras de movilidad y conveniencia, como las mencionadas plazas para patinetes o carritos de compra más ergonómicos. Asimismo, Mercadona ha finalizado la implantación de pago contactless en todos sus supermercados, facilitando pagos rápidos. Detrás de escena, la empresa lleva adelante la modernización de unas 300 aplicaciones y procesos internos con mejoras tecnológicas – desde logística hasta gestión de personal – e incluso ha experimentado con almacenes automatizados para su canal online (proyecto Colmena). Todo esto demuestra que incluso el líder de supermercados de gran tamaño ve imprescindible reinventarse con tecnología, sostenibilidad y comodidad para responder al nuevo consumidor. Mercadona busca consolidar un “supermercado del futuro” eficiente, cómodo, tecnológico y centrado en las necesidades reales de quienes lo visitan, lo que la alinea conceptualmente con la filosofía Smart Discount a otra escala. Su caso sirve de inspiración a retailers en mercados emergentes: aún sin ser discounter puro, abrazar la proximidad (abrir tiendas más pequeñas en ciudades), la digitalización (apps, pedidos online), la eficiencia verde (reducir plásticos, flota sostenible) y la omnicanalidad son caminos prácticamente obligados para seguir liderando. La gran conclusión de Mercadona es que ninguna cadena, por exitosa que sea, puede dormirse: el consumidor manda, y está poniendo el listón cada vez más alto en cuanto a conveniencia y valor.
Ejemplos en América Latina: proximidad y descuento en mercados emergentes
Latinoamérica ha sido terreno fértil para el desarrollo del hard discount en la última década, y ahora comienza también a ver los primeros pasos hacia el Smart Discount. Veamos algunos casos destacados de la región:
Tambo+ (Perú) – Proximidad urbana con enfoque inteligente
En Perú, Tambo+ se ha convertido en la cadena de tiendas de conveniencia líder, y ejemplifica cómo un formato de proximidad puede incorporar elementos de smart retail. Fundada en 2015, Tambo+ creció explosivamente hasta operar 450 locales a inicios de 2024, liderando el mercado peruano de tiendas de conveniencia. Estas tiendas, presentes en Lima y principales ciudades, combinan la ubicación estratégica (siempre cerca de paraderos de transporte, zonas laborales y barrios residenciales) con precios competitivos casi equiparables a supermercados. Tambo+ ofrece un surtido limitado enfocado en el consumo diario urbano – snacks, bebidas, alimentos listos, abarrotes básicos – optimizado tanto para conveniencia como para mantener precios asequibles. Uno de sus aciertos fue el diseño eficiente de tienda: locales bien iluminados, con layout claro que permite circulación rápida, estanterías bajas y señalización que comunica valor sin abrumar visualmente. El cliente entra y en pocos minutos puede tomar lo que necesita.
En términos de tecnología, Tambo+ dio un paso importante al introducir una app de fidelización propia. A través de esta aplicación móvil, los clientes acumulan puntos, reciben promociones personalizadas y pueden encontrar su tienda más cercana – conectando así el canal digital con la experiencia en tienda. También ha servido para que Tambo recopile datos sobre preferencias y patrones de compra, incursionando en la personalización de ofertas (por ejemplo, promociones geolocalizadas por distrito o recomendación de combos según la hora del día). Otra iniciativa fue lanzar su servicio “Tambo Delivery” en alianza con apps locales, capitalizando la tendencia de consumo on-demand. Aunque Tambo+ nació como un formato de conveniencia con algo de espíritu hard discount (sus tiendas inicialmente no tenían ni asientos ni mayores servicios para minimizar costos), con el tiempo ha ido elevando la propuesta de valor: por ejemplo, incorporó pequeñas estaciones de café ¡Gratis! dentro de algunas tiendas, generando tráfico y diferenciación frente a competidores. Todo esto, manteniendo su promesa base de precios bajos en categorías clave (su posicionamiento de marca destaca que comprar en Tambo es “tan barato como en el súper” en muchos productos). En conclusión, Tambo+ demuestra que en mercados emergentes es posible construir rápidamente una red de proximidad exitosa sumando conveniencia y elementos tecnológicos. Aún puede evolucionar más en el uso de data y experiencias digitales, pero ya sienta un precedente importante en la región.
TuTi (Ecuador) – El hard discount acelerado que va camino a smart
Ecuador vio nacer en 2019 a TuTi (así, contracción de “Tu Tienda”), un formato de hard discount de proximidad que en poco tiempo ha revolucionado el retail local. Propiedad de Corporación El Rosado, TuTi inició operaciones en Guayaquil y luego se expandió por todo el país con una estrategia muy clara: locales pequeños en barrios populares, surtido limitado de productos básicos, énfasis en marca propia y precios agresivamente bajos. Lo que comenzó casi como un experimento, rápidamente tomó fuerza: hoy TuTi cuenta con más de 650 puntos de venta en 138 ciudades del Ecuador, y se proyecta abrir entre 100 y 150 tiendas adicionales hacia finales de 2025. Este crecimiento meteórico muestra la enorme demanda de opciones de descuento y cercanía en el país.
TuTi comparte muchas características clásicas del hard discount: tiene menos variedad de productos (pero alta rotación), gastos mínimos por local (muy poco personal, mobiliario básico, casi nada de decoración) y una fuerte presencia de marcas propias para abaratar costos. Además ahorra en empaques y marketing – su publicidad ha sido principalmente el boca a boca y promociones directas – todo lo cual le permite vender hasta un 40% más barato que supermercados tradicionales en muchos artículos, según análisis de Kantar. En esencia, TuTi llevó el modelo de Aldi/Lidl adaptado al contexto ecuatoriano: estar “a la vuelta de la esquina” con precios imbatibles. Sin embargo, para considerarse un verdadero Smart Discount, a TuTi aún le falta dar el salto en tecnología e inteligencia operativa. Sus tiendas, aunque eficientes, todavía no incorporan elementos digitales significativos de cara al cliente (no tienen app de fidelización conocida, ni procesos omnicanal desarrollados). Tampoco se habla de personalización en su modelo actual. En el documento de presentación se mencionaba que TuTi es “un formato híbrido entre hard discount y tienda de proximidad, con fortalezas en precio, cercanía y formato ágil, pero aún le falta evolucionar en tecnología, inteligencia operativa y digitalización para ser un verdadero Smart Discount”. Esta apreciación subraya que TuTi tiene la base perfecta – escala, eficiencia, proximidad – y que el siguiente paso deberá ser invertir en sistemas de información, analítica de datos y quizá una plataforma digital de cliente. Dado que su casa matriz (El Rosado) es un grupo grande, no sería extraño que en poco tiempo veamos a TuTi lanzar alguna app o servicio innovador. Por ahora, es un caso de éxito de descuento duro de barrio, cumpliendo la fórmula de “precios bajos + ubicación cercana”, y sirviendo de inspiración para otros países. El desafío será que evolucione hacia la inteligencia para mantener su liderazgo cuando la competencia local (como Oki Doki, Akí Express u otras) adopten también tecnología.
OXXO (México) – Omnicanalidad y datos en la cadena de conveniencia más grande
No se puede hablar de tiendas de proximidad en Latinoamérica sin mencionar a OXXO. Esta cadena mexicana de tiendas de conveniencia, propiedad de FEMSA, opera más de 23.000 tiendas y atiende a unos 13 millones de clientes cada día, cifras asombrosas que la convierten en la cadena de tiendas de barrio más grande de las Américas. OXXO nació en los años 70 como tiendas adjuntas a gasolineras y expendios de cerveza, pero evolucionó hasta ser omnipresente en ciudades y pueblos de México, ofreciendo desde abarrotes hasta servicios financieros básicos. En años recientes, OXXO se ha reinventado incorporando fuerte dosis de tecnología y análisis de datos para mantener su liderazgo.
Un foco clave ha sido la logística inteligente y la gestión basada en datos. Dada su escala, OXXO ha desarrollado sistemas de pronóstico y distribución apoyados en IA: su equipo menciona que utilizan “algoritmos con inteligencia artificial para pronosticar ventas y optimizar la distribución”, lo cual les da la resiliencia necesaria para operar miles de tiendas sin quiebres de stock. Esto les permite anticipar la demanda con precisión casi tienda por tienda. Además, han logrado personalizar surtidos a nivel de tienda: combinan datos internos (ventas históricas, métodos de pago usados, horarios pico) con datos externos (características del barrio, nivel socioeconómico, competencia cercana) para decidir qué productos vende cada OXXO. Así, una tienda en una zona de oficinas puede tener más ensaladas y platos listos, mientras otra en zona residencial prioriza lácteos y básicos del hogar. Esta micro-segmentación es posible gracias a la infraestructura digital que han montado.
OXXO también lanzó en 2020 su programa de lealtad OXXO Premia, que rápidamente ha sumado millones de usuarios. A través de este y de su app móvil, la empresa recoge información valiosa: “sabemos quién nos compra, qué compra y cuándo”, dice Patricio Gil, director de estrategia al consumidor. Con ello pueden anticipar necesidades y diseñar promociones muy enfocadas. Por ejemplo, envían cupones personalizados vía app, o recomiendan productos relacionados en el ticket electrónico. En la parte de omnicanalidad, OXXO ha integrado servicios financieros (permitiendo depósitos, retiros y pagos de servicios en la caja), y está expandiendo su plataforma OXXO Pay para comercio electrónico, en la cual los clientes pueden pagar compras en línea en tiendas OXXO físicas (resolviendo el pago en efectivo para e-commerce). Adicionalmente, iniciaron pilotos de entrega a domicilio en alianza con startups, algo que mencionamos antes.
En términos de experiencia en tienda, OXXO está probando conceptos como “foodvenience” – tiendas con áreas de comida rápida y panadería de calidad (han introducido pan europeo y café barista en algunos locales). También han instalado kioscos de autoservicio en ciertas tiendas para agilizar pagos de servicios. Y desde 2023, implementaron tecnología contactless en más de 10.000 tiendas para modernizar los pagos sin contacto. Incluso se habla de que usa IA para sugerir compras en pantallas dentro de la tienda, personalizando ofertas en tiempo real según el cliente (proyecto anunciado en 2022). Todo esto pinta a OXXO como un retailer que, a pesar de su formato de tienda pequeña, opera con la sofisticación de uno grande. Su mantra es ser “hiperconveniente”, y claramente entiende que para ello la tecnología y la analítica son aliados esenciales. OXXO demuestra que un modelo de conveniencia puede escalar enormemente sin perder cercanía, siempre que inviertas en conocer a tu cliente y agilizar tu operación con las mejores herramientas disponibles.
Tiendas D1 y Ara (Colombia) – El éxito del descuento duro y su transición pendiente
Colombia ha vivido un boom del hard discount desde la llegada de Tiendas D1 en 2009 y posteriormente Ara (del grupo Jerónimo Martins) en 2013. D1, de capital local, creció de manera explosiva bajo un formato ultra básico: tiendas muy simples, pocas referencias (mucha marca propia), sin ninguna publicidad y con precios bajísimos. Hoy D1 opera cerca de 2.600 tiendas en Colombia y sigue expandiéndose, transformando los hábitos de compra de millones de colombianos. Ara, por su parte, compite con un modelo similar, sumando más de 1.600 tiendas, aunque con un toque más adaptado culturalmente (por ejemplo, introdujo desde temprano productos locales y ambientes algo más alegres en tienda). Juntas, D1 y Ara han hecho que el canal descuento pase de cero a más del 20% de las ventas de la canasta básica en Colombia en poco más de una década.
Sin embargo, en la transición de hard discount a smart discount, todavía tienen camino que recorrer. D1 se mantiene como hard discount puro: foco en precio más bajo, ante todo, con muy poca inversión en tecnología visible para el cliente. No cuenta aún con programa de lealtad ni app propia, y su presencia digital es mínima (no ofrece venta online ni interactúa mucho en redes sociales). Esto le ha funcionado para crecer en penetración, pero podría limitar su capacidad de fidelización a futuro. Tal y como se mencionó, D1 tiene el potencial para evolucionar hacia Smart Discount si integra tecnología, datos y mejora la experiencia. Es decir, si construye sobre su exitosa base de precio bajo añadiendo las capas de omnicanalidad y personalización.
Ara, en cambio, ha intentado algunas innovaciones: sus tiendas suelen ser más coloridas, con cierto énfasis en experiencia (por ejemplo, campañas emocionales y mensajes cercanos al cliente en tienda). Ha desarrollado una aplicación móvil limitada (para consultar catálogos y descuentos) y estuvo experimentando con entregas a domicilio a través de aplicaciones de terceros. Aun así, “le falta desarrollo digital, pero va por una vía más emocional, conectada y adaptativa” según el análisis presentado. Ara parece estar posicionándose a medio camino entre hard y smart discount, tratando de conectar con el cliente a nivel local (ha introducido secciones de productos frescos locales y colabora con pequeños proveedores colombianos) y creando cierta afinidad de marca, pero sin integraciones tecnológicas robustas todavía.
Un desafío para ambos será modernizarse sin perder su esencia low-cost. Por ejemplo, ¿cómo introducir cajas auto-servicio o apps de cupones sin incrementar mucho los gastos? ¿Cómo usar la data de ventas para personalizar surtidos regionalmente, algo factible dado que Colombia es muy diversa por zonas? Es probable que en los próximos años veamos movimientos en este frente: ya hay start-ups locales ofreciendo soluciones de analytics y fidelizaciones adaptadas a discounters. Incluso se rumora que D1 podría lanzo un piloto de venta online de combos de canasta básica apoyándose en su red logística. Lo claro es que, habiendo alcanzado cierto techo en número de tiendas, la siguiente batalla de D1 y Ara será por la lealtad y la frecuencia de compra de sus clientes, y ahí la tecnología e inteligencia de negocio serán armas decisivas. De no evolucionar, corren el riesgo de que nuevos competidores (o incluso gigantes como Lidl, que ha anunciado interés en Latinoamérica a futuro) les tomen ventaja ofreciendo una experiencia más integral. En conclusión, Colombia ya ganó con D1/Ara en términos de democratizar los precios bajos; ahora la expectativa es cuándo darán el salto cualitativo al Smart Discount, completando así el círculo de valor para el consumidor colombiano.
Conclusiones: Claves para implementar el modelo Smart Discount
De todos los conceptos y ejemplos analizados, podemos extraer una fórmula y unas enseñanzas fundamentales. La fórmula ganadora parece ser: Proximidad + Precio + Tecnología. Es decir, la tienda del futuro en mercados emergentes deberá estar cerca del cliente, ofrecer precios muy competitivos y a la vez apalancarse en tecnología de alto impacto para brindar una experiencia superior y operar eficientemente. Los casos exitosos muestran que el cliente busca valor, no solo precio: aprecia los bajos costos, pero también el ahorro de tiempo, la facilidad de compra, la calidad consistente y sentirse atendido. Para los líderes del sector retail y proximidad, el mensaje es claro: evolucionar o quedar atrás. No se trata de una moda pasajera, es una cuestión de supervivencia en el mercado actual. Quien no adapte su modelo incorporando estas dimensiones inteligentes, verá cómo sus clientes migran hacia quienes sí lo hagan.
Al planear la implementación de un modelo Smart Discount en América Latina u otros mercados emergentes, conviene tener en cuenta las siguientes recomendaciones estratégicas:
Mantener la esencia de la marca y el formato: Si su marca ha ganado confianza por ser la más barata, no abandone ese posicionamiento. La evolución debe ser sin perder la esencia. Por ejemplo, al introducir tecnología, hágalo para reforzar sus atributos (más eficiencia, más cercanía), no para volverse algo que no es. La tecnología debe servir para ser aún más descuento, pero más listo, no para volverse costoso o complejo.
Conocer profundamente al nuevo cliente: Invierta en herramientas de datos para entender a sus shoppers. Sus hábitos están cambiando rápidamente – más digitales, más exigentes – y solo con datos podrá anticiparse. Implementar un programa de lealtad sencillo o recolectar feedback vía redes sociales puede brindar insights valiosos. Recuerde: “el cliente busca valor”, y ese valor lo define el cliente, no el retailer. Hay que escuchar qué significa valor para su segmento (¿precio?, ¿tiempo?, ¿calidad?) y optimizar en base a ello.
Escalar la tecnología gradualmente: No necesita poner todas las novedades de golpe. Puede empezar por “quick wins” tecnológicas (por ejemplo, sistemas básicos de analítica de ventas, o un piloto de pagos sin efectivo en algunas tiendas) e ir aprendiendo. Priorice tecnologías que resuelvan puntos de dolor evidentes de sus clientes o de su operación. Cada mejora tecnológica debería notarse en la satisfacción del cliente o en la eficiencia interna. Si no, replantéela.
Formar al equipo en mentalidad smart: La transformación no es solo de cara al cliente, también interna. Sus colaboradores deben entender el concepto Smart Discount para ejecutarlo día a día. Capacítelos en el uso de nuevas herramientas, pero también en la filosofía de hacer más con menos, de innovar constantemente y de centrarse en el cliente. La cultura de la empresa debe pasar de “vender barato” a “vender inteligente”.
Localizar la estrategia: Adapte las iniciativas al contexto local. No todo lo que funciona en Europa o EE.UU. funcionará igual en Latinoamérica. Hay que tropicalizar. Por ejemplo, puede que su público valore más un trato cercano humano que una máquina self-checkout – en tal caso, invierta primero en capacitar a su personal para dar un servicio ágil y amable, apoyados por tecnología en segundo plano. O si su zona tiene baja penetración de smartphones, quizás una tarjeta de fidelidad física con código de barras tenga más éxito que una app móvil inicialmente.
En última instancia, implementar el modelo Smart Discount es emprender un proceso de evolución continua. No es un destino fijo, sino una dirección estratégica: volverse cada vez más eficiente, más conveniente y conectado con el cliente, sin dejar de ser asequible. Como se destacó en el foro internacional: “La clave es evolucionar sin perder la esencia de la marca”. Aquellas empresas que logren este balance serán las que lideren el retail del mañana. Smart Discount no es simplemente un concepto teórico, es la respuesta práctica a un consumidor que quiere “todo y lo quiere ya”: buenos precios, aquí cerca, y sin complicaciones.
El reto está lanzado. Los pioneros ya muestran el camino integrando precio, proximidad y tecnología de formas innovadoras. Ahora, cada mercado – sea en América Latina, Asia o cualquier región emergente – deberá adaptar y aplicar estas lecciones para crear sus propios casos de éxito. Lo que queda claro es que esto no es una moda, es una necesidad de supervivencia competitiva. El retail seguirá cambiando y el consumidor seguirá evolucionando; la proximidad se seguirá reinventando. En ese viaje, el modelo Smart Discount se perfila como una brújula estratégica para quienes deseen prosperar en la nueva era del retail inteligente. Quien tenga la visión de aprender a ser inteligente siendo barato seguramente tendrá un lugar asegurado en el futuro del comercio minorista.
Ignacio Gomez Escobar
Fuentes utilizadas:
- Presentación “Smart Discount: El Futuro de la Proximidad con Tecnología de Alto Impacto” – Foro Internacional de Retail & Expo Ecuador 2025.
- OnData (2025). Lo que no sabías de TuTiondata.com.econdata.com.ec
ondata.com.ec. - Food Retail & Service (2022). Del hard discount al smart discount, la evolución del formatofoodretail.esfoodretail
.esfoodretail.es. - The Logistics World (2025). OXXO: La logística y la tecnología como su eje estratégicothelogisticsworld.
comthelogisticsworld.comthelog isticsworld.com. - El País Tecnología (2018). Amazon Go, la tienda sin dependientes donde no se pasa por cajaelpais.comelpais.com.
- Gestión (2024). Tiendas de conveniencia en expansión: Tambo y el avance de Listo y Oxxogestion.pegestion.pe.
- Ignacio Gómez Escobar Blog (2025). Revolución en Mercadona (AS.com)
Atención en declive: cómo la tecnología afecta nuestra capacidad de concentración
Nuestra capacidad de atención ha disminuido drásticamente debido a que vivimos en un entorno digital diseñado para captarnos mediante recompensas dopaminérgicas.
Para muchas personas, cada día se vuelve más fácil sucumbir ante la tentación de sentarse por horas viendo reels o tiktoks en lugar de trabajar o hacer cualquier otro pendiente. Parece que poner atención se ha vuelto la tarea más difícil de todas pero, ¿por qué?
Según un estudio realizado por la Dra. Gloria Mark, de la Universidad de California, Irvine, la capacidad de poner atención se ha reducido en las últimas décadas. La Dra. Mark explica que, en el 2004, la capacidad de atención promedio en cualquier pantalla era de dos minutos y medio. Para el 2012, esto había cambiado a un minuto con 15 segundos, y en los últimos cinco o seis años el promedio es de 47 segundos. Sobre esto, la experta menciona que es aún más alarmante si se toma en cuenta la mediana, que es de 40 segundos, en lugar del promedio. Esto significa que, en los últimos 20 años, se han perdido casi dos minutos de atención a las pantallas.
Este cambio no es trivial. Se trata de una transformación en la manera en la que interactuamos con la información y el entorno, producto de un ecosistema digital diseñado deliberadamente para captar y retener nuestra atención mediante algoritmos que optimizan la adicción. Cada clic, cada notificación y cada “me gusta” son parte de un sistema que estimula la producción de dopamina, una hormona que refuerza comportamientos adictivos y condiciona al cerebro a buscar recompensas inmediatas.
Cada minuto de cada día se suben cerca de 16,000 videos a TikTok, se reproducen 138,9 millones de reels en Instagram y Facebo
Pero esto no es casualidad, hay equipos enteros que trabajan en buscar cómo mantenerte atrapado usando algoritmos que buscan predecir lo que quieres ver. Incluso Aza Raskin, ex empleada de Mozilla, dice que “es como si tomaran cocaína conductual y la rociaran por toda tu interfaz, y eso es lo que te hace volver. Detrás de cada pantalla de tu teléfono hay literalmente mil ingenieros que han trabajado en él para intentar hacerlo lo más adictivo posible”.
Además, el problema también recae en el contenido, que está pensado para ser momentáneo. “Muchas cosas en las redes sociales y en el contenido breve están diseñadas para impactarnos o para apelar a emociones muy básicas, como la sorpresa, la ira o el humor,” dice la Dra. Mark. “Estas emociones básicas nos mantienen en un nivel superficial cuando analizamos la información, a diferencia de cuando lees un libro o un artículo extenso, donde tienes tiempo para reflexionar y procesarla más profundamente”.
El impacto en el cerebro
Estar constantemente revisando los teléfonos produce una pequeña dosis de dopamina, lo que refuerza los comportamientos que la generan. La dopamina es la hormona que alimenta las adicciones, así que, cada vez que las redes sociales proporcionan un poco de dopamina, de manera inconsciente hace querer seguir haciéndolo. Este tipo de condicionamiento crea una condición donde solo con ver el celular puede producir dopamina. Además, al estar constantemente cambiando de una imagen a otra, de una aplicación a otra, y de un tema a otro, el cerebro se acostumbra a este cambio, lo que dificulta que se concentre en una sola cosa.
Un artículo de The Weekly Talon explica que el cerebro es un músculo, entonces se convierte en memoria muscular al estar cambiando de tema. Además, la dopamina que se deriva de los medios digitales refuerza el sistema de recompensa y genera placer. El cerebro recuerda esa satisfacción y busca repetirlo. Sin embargo, al igual que se produce un pico de dopamina, después viene la caída, dejando sentimientos de vacío, depresión, e insatisfacción, provocando querer buscar sentir esa felicidad nuevamente. Ahora bien, si a este sentimiento de vacío le agregamos tener que realizar una tarea o trabajo monótono, se vuelve más difícil querer completarla. La mente va a querer buscar cualquier distracción para evitar realizar estas tareas tediosas.
Parte del problema también es que las personas buscan escapar del aburrimiento y de las emociones negativas. Entre el estrés del día a día y sentirse abrumados, es normal querer buscar gratificación instantánea y no enfrentar las dificultades del día a día. El exceso de información también contribuye a la fatiga mental. Según la Dra. Mark, el cerebro humano cuenta con una función ejecutiva que le permite filtrar distracciones, tomar decisiones y mantener el enfoque. Sin embargo, esta función se ve debilitada cuando el cerebro se satura, lo que produce cansancio, ansiedad y dificultad para retomar tareas interrumpidas.
Incluso, la investigadora ha mostrado que este patrón tiene consecuencias fisiológicas: el cambio constante de tareas se relaciona con niveles elevados de estrés, presión arterial alta y mayor número de errores en el desempeño de tareas complejas. La multitarea, lejos de ser una habilidad deseable, es en realidad un obstáculo para la productividad sostenida.
Especialistas en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) han comentado que se han visto inundados por pacientes que creen tenerlo, pero en realidad no. Todo esto se debe a que el TDAH ha ido en aumento en Estados Unidos, y con tantas publicaciones hablando del tema, han convencido a personas que tienen problemas de atención.
Aunque la distracción no es nada nuevo, la concentración sí cambia según varios factores, desde cómo dormimos, el interés en lo que hacemos y la ansiedad inherente de la vida diaria. Además, hoy en día existen más tentaciones para distraernos que antes, gracias a las notificaciones e información inmediata que tenemos al alcance de nuestras manos. Sobre esto, la investigadora señala en el estudio que, en esencia, el internet fue creado para esto. “No se trata solo de que haya algoritmos que capten nuestra atención”, afirma Mark. “Tenemos la sensación de que tenemos que responder, de que tenemos que comprobar”.
Esta situación se agrava por el entorno digital: el flujo constante de notificaciones, la posibilidad de alternar entre pestañas y aplicaciones, y el diseño adictivo de plataformas como TikTok o Instagram, erosionan la concentración sostenida necesaria para el aprendizaje profundo. Como lo expresó el premio Nobel Herbert Simon: “Una gran cantidad de información crea pobreza de atención”.
Cada vez que alguien cede ante la tentación de pausar lo que está haciendo para revisar el teléfono, el cerebro también tiene que pausar lo que estaba haciendo y pasar a una nueva tarea, lo que afecta negativamente la velocidad y la calidad de lo que hacen a corto plazo, y a largo plazo, “cuanto más se alterna entre tareas, más se busca en el cerebro algo nuevo”, afirma Adam Brown, codirector del Centro de Atención, Aprendizaje y Memoria de la Universidad de St. Bonaventure, en Nueva York. Esto quiere decir que el cerebro se acostumbra a las distracciones constantes y las utiliza por costumbre, lo que resulta, por ejemplo, no poder ver una serie o película sin ver el celular.
Bárbara Shinn-Cunningham, directora del Instituto de Neurociencia de la Universidad Carnegie Mellon, comentó a la revista Time que no está convencida de que realmente las personas estén perdiendo la capacidad de concentración. “No estoy segura de que esté cambiando el funcionamiento de nuestro cerebro”, afirma Shinn-Cunningham, “sino que [más bien] está aprovechando su funcionamiento para mantenernos enganchados a nuestros dispositivos electrónicos”.
El impacto de la falta de atención en la comunidad estudiantil
Por otra parte, existe un debate sobre la atención y si los estudiantes tienen una capacidad finita de concentrarse. Neil Bradbury, profesor de la Universidad de Medicina y Ciencias Rosalind Franklin en Illinois, llevó a cabo una investigación sobre distintos estudios que hablan del tema y encontró que muchos utilizan comportamientos como el tomar notas o estar inquietos como indicadores de cuánta atención ponen, pero ese tipo de comportamiento no es lo mismo que la concentración en sí.
“Realmente no existe una buena definición de lo que significa la atención, y a menos que se tenga una buena definición con la que todos estén de acuerdo, es muy difícil encontrar una medida para medirla, porque realmente no se sabe qué se está midiendo”, afirma Bradbury.
Lo que sí es cierto, es que muchos estudios han demostrado que los estudiantes que tienen menor capacidad de atención tienden a obtener peores resultados en los exámenes. En primer lugar, se les dificulta comprometerse profundamente con el contenido académico, así como seguir una clase, leer libros de texto complejos o resolver problemas difíciles. Estar constantemente cambiando de plataformas o contenidos afecta su capacidad para un aprendizaje profundo y significativo.
Y esta capacidad de concentrarse no solo afecta lo académico, sino también la salud mental y el desarrollo de habilidades cognitivas esenciales para el aprendizaje autónomo y significativo. Debido a su falta de concentración, se aumenta su ansiedad, la depresión y el agotamiento. Como el cerebro se está constantemente sobreestimulando, se vuelve complicado lograr calmarlo y hacer que se concentre en un tema que puede ser aburrido.
Según la escuela Australiana Santa María, se han identificado varios tipos principales de atención que las personas exhiben a lo largo del día:
- Atención focalizada: La capacidad de responder discretamente a estímulos sensoriales específicos y concentrarse en una sola tarea u objeto, eliminando las distracciones.
- Atención sostenida: El poder mantener la atención en una tarea durante un período continuo sin distraerse.
- Atención selectiva: La habilidad de concentrarse en un estímulo específico mientras se ignoran los estímulos irrelevantes del entorno.
- Atención alternada: La flexibilidad mental para alternar el enfoque entre diferentes tareas o aspectos de una tarea.
- Atención dividida: El potencial de concentrarse y responder a múltiples estímulos simultáneamente, como conducir mientras se habla por teléfono.
Según la institución, el problema es que las y los estudiantes pasan mucho más tiempo alternando entre distracciones digitales como pestañas en el navegador, lo que provoca mayor estrés, errores y un rendimiento más lento porque el cerebro batalla para reorientarse y concentrarse. Además, los docentes enfrentan cada vez más dificultades para captar y mantener la atención de sus estudiantes. Informes como los mencionados anteriormente muestran que el estudiantado tiene problemas para mantenerse enfocados durante más de 10 o 15 minutos seguidos. La sobrecarga de estímulos digitales ha acortado los ciclos de atención, haciendo que métodos tradicionales de enseñanza resulten menos eficaces si no se adaptan a estos nuevos patrones cognitivos.
Para combatir esto, la institución aconseja a los educadores adoptar un enfoque multifacético con las siguientes características:
- Presentación de información atractiva: El uso de técnicas interactivas como la narración, actividades prácticas y aprendizaje colaborativo puede ayudar a mantener a los estudiantes activamente involucrados en lugar de ser receptores pasivos de información.
- Aprendizaje en pequeños fragmentos: Los formatos de microaprendizaje como videos, podcasts y contenido gamificado pueden adaptarse a las preferencias de los estudiantes por sesiones breves y concentradas de información. Sin embargo, esto debe equilibrarse con inmersiones profundas a largo plazo para desarrollar la comprensión conceptual.
- Identificar desencadenantes: Ayudar a los estudiantes a reconocer sus distracciones digitales personales y desarrollar estrategias para minimizarlas, como guardar los teléfonos en otra habitación durante el tiempo de estudio.
- Técnicas de gestión de la atención: Enseñe a los estudiantes habilidades que fomenten la atención, como concentrarse en una sola tarea, establecer metas claras y tomar descansos regulares para «airear» el cerebro.
- Descansos mentales: Incorpore actividad física regular, prácticas de mindfulness y otras actividades revitalizantes para ayudar a los estudiantes a recargar sus recursos cognitivos.
Otras recomendaciones eficaces para combatir la falta de concentración son:
- Alejar los dispositivos durante tareas importantes: Tener el teléfono a la vista, incluso sin usarlo, disminuye la concentración. Idealmente, se debe dejar fuera de la habitación o apagar completamente.
- Tomar descansos conscientes: La técnica Pomodoro (trabajar durante 25 minutos y descansar 5) puede ser útil, aunque debe adaptarse al ritmo personal. Lo importante es interrumpir el trabajo en puntos naturales de la tarea (por ejemplo, al terminar un párrafo o sección).
- Reducir la deuda de sueño: ya que el agotamiento afecta directamente la capacidad de concentración. Dormir entre 7 y 9 horas por noche permite que el cerebro se recargue y consolide la información aprendida.
- Visualizar metas concretas: Tener presentes los objetivos a corto plazo —como terminar una tarea para disfrutar una caminata— puede aumentar la motivación y la persistencia.
- Evitar la multitarea, que aumenta el estrés y disminuye el rendimiento: En su lugar, se recomienda trabajar por bloques enfocados, centrando toda la atención en una sola actividad.
- Consumir contenido más profundo: Contenido como libros, ensayos o documentales largos, en lugar de reels y videos de consumo inmediato. Esto fortalece los circuitos cerebrales implicados en la atención sostenida.
En el hogar, las familias pueden contribuir de las siguientes formas:
- Servir como modelo de atención enfocada.
- Establecer límites de tiempo frente a pantallas, según la edad.
- Promover pasatiempos offline: lectura, juegos de mesa, deporte, naturaleza.
- Priorizar el sueño adecuado, ya que el descanso insuficiente afecta directamente el rendimiento atencional.
- Enseñar organización del tiempo con herramientas como agendas, temporizadores o rutinas claras.
Si el entorno educativo no propone estrategias para revertir esta tendencia, existe el riesgo de formar generaciones incapaces de sostener el esfuerzo, la concentración o la reflexión profunda, lo que afectará su capacidad de adaptación a contextos complejos en el futuro.
Frente a este panorama, es urgente que las instituciones educativas reconozcan el problema y adopten medidas que fomenten el desarrollo de una atención sostenida. Además de las estrategias aquí descritas, también es crucial enseñar habilidades metacognitivas relacionadas con la gestión de la atención: cómo evitar la multitarea, cómo organizar el tiempo, cómo establecer objetivos claros y cómo tomar descansos efectivos. Además, promover el uso consciente de la tecnología —por ejemplo, estableciendo momentos sin pantallas o prácticas de mindfulness— puede ayudar a los estudiantes a recuperar el control sobre su concentración.
Por otro lado, las familias también deben involucrarse en esta tarea. Limitar el tiempo frente a pantallas, modelar conductas de atención sostenida, fomentar la lectura y garantizar un buen descanso nocturno son acciones fundamentales para fortalecer la atención en casa.
Finalmente, se requieren cambios estructurales. Iniciativas como el “derecho a la desconexión” y la creación de horarios sin interrupciones digitales en escuelas y lugares de trabajo pueden contribuir a una cultura que valore el foco, la calma y el pensamiento profundo.
La disminución de la capacidad de atención no es solo un problema individual, sino un fenómeno cultural y social derivado de un entorno digital que privilegia la velocidad, la sobreinformación y la gratificación instantánea. Sin embargo, es posible revertir esta tendencia si comprendemos cómo funciona la atención, adoptamos estrategias de autorregulación y promovemos cambios estructurales que favorezcan la concentración, el descanso y el aprendizaje profundo.
Recuperar el foco no solo es posible, sino necesario para proteger nuestra salud mental, nuestra productividad y nuestra conexión con el mundo que nos rodea.
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