Cordial saludo

· Una de cada tres veces la arepa se acompaña con café
· El consumo de éstas creció 12% en el último año, impulsado por estratos altos y adultos mayores
La arepa, símbolo de la identidad y presente en la mesa colombiana, reafirma su vigencia y evolución en el Día Mundial de la Arepa. Según el más reciente análisis de Worldpanel by Numerator realizado a través del Usage Food Panel, la herramienta que permite entender a profundidad los hábitos de compra, registrando 257.000 ocasiones de consumo, 85% de los consumidores en el país come arepa al menos una vez por semana, y el consumo total aumentó 12% en el último año.
Este crecimiento se da tanto en la preparación casera como en la preferencia por las arepas industrializadas y pre listas, que hoy representan la mitad de las arepas consumidas en los hogares.
¿Quién consume más arepas?
Contrario a la creencia popular, el consumo no se concentra en los niveles socioeconómicos bajos. De hecho, los estratos 5 y 6 registran la frecuencia más alta: comen arepa 5,1 veces a la semana en promedio, frente a 3,2 veces en estrato 1. Además, los hogares de mayores ingresos son los que más están impulsando la categoría, con un crecimiento superior al 10% en el último año y una mayor preferencia por formatos pre listos.
La edad también marca diferencias: los mayores de 55 años son quienes más consumen arepas, representando una de cada cuatro ocasiones de consumo.
Más allá del desayuno
Si bien la arepa sigue asociada al desayuno, el análisis muestra su versatilidad, el 29% de las ocasiones de consumo ocurren en la cena. Los miércoles concentran el mayor número de ocasiones (15,1%), y los fines de semana también destacan con 27% del total.
El consumo, además, es principalmente compartido, en 27% de las ocasiones se trata de un momento familiar con tres personas en la mesa. Entre las variedades, la arepa con queso lidera con 17% de participación, mientras que preparaciones como la arepa de huevo y la arepa con chorizo han crecido de forma importante en los últimos dos años. Y como buen reflejo de la cultura colombiana, una de cada tres veces la arepa se acompaña con café.
“La arepa es mucho más que un alimento, es un punto de encuentro cultural y familiar. Hoy vemos cómo no solo se mantiene en la mesa, sino que se reinventa con formatos industrializados, momentos de consumo distintos y preparaciones más diversas. Las marcas que entiendan esta flexibilidad y versatilidad tienen en la arepa una oportunidad enorme para crecer”, explica Alfonso Sanabria, Gerente de Advanced Analytics and Verticals de Worldpanel by Numerator Colombia.

Más de 408 municipios intervenidos, un aumento promedio del 10 % en el empleo formal y un crecimiento del 7,5 % en el recaudo tributario local.
Entre 2011 y 2019, la expansión de las cadenas de hard discount (D1, Ara y Justo & Bueno) generó un aumento promedio del 10% en el empleo formal y un crecimiento del 7,5% en el recaudo tributario local, según un estudio del Banco de la República. Además, la proporción de impuestos sobre los ingresos públicos totales se incrementó en 10,1 puntos porcentuales, lo que evidencia un fortalecimiento fiscal en los municipios donde estas tiendas operan.
El análisis, que excluye ciudades capitales y se concentra en más de 408 municipios tratados, muestra que el impacto económico no se limita al sector minorista. Se identifican encadenamientos positivos en agricultura (+0,57 p.p.), manufactura (+0,92 p.p.) y construcción (+0,37 p.p.).
Para evaluar estos efectos, el Banco de la República utilizó registros de cotizaciones a seguridad social (PILA), datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) y cifras municipales de impuestos. A través de técnicas de web scraping, se identificaron las fechas y ubicaciones de apertura de cada tienda, y se aplicó una estrategia de estudio de eventos que comparó año a año los municipios con presencia temprana de estas cadenas frente a aquellos donde aún no operaban.
“Nuestra propuesta de valor ha democratizado el acceso a productos esenciales y ha sido un termostato frente a la inflación”, destacó Silvia Juliana Rueda-Serrano, vicepresidenta jurídica y de asuntos corporativos de D1, cadena que hoy emplea a más de 26.000 personas, de las cuales el 95 % tiene contrato a término indefinido.
Aunque no se evidencian efectos negativos en el empleo informal, sí se registra una caída en los ingresos laborales de trabajadores informales del retail, posiblemente por el ajuste competitivo que generan estas cadenas. En contraste, los salarios formales no presentan variaciones significativas, aunque las tiendas de descuento suelen ofrecer remuneraciones superiores al promedio del sector.
Cinco años después de la llegada de una tienda de hard discount, los municipios muestran una transformación estructural. En un contexto de expansión territorial y ajuste competitivo, el fenómeno del hard discount redefine el rol del retail en la economía local colombiana.
Dueño de Jumbo anunció giro radical en Colombia luego de compra de famosa cadena de supermercados
Uno de los grandes actores en el 'retail' a nivel nacional y regional sorprendió con un nuevo paso de cara al futuro de la reconocida marca.

Imagen ilustrativa de que dueños de Jumbo anunció cómo es cambio en Colombia tras compra de supermercados / Threads @penquistasamigos
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Escrito por: Óskar Ortiz
De la misma manera que se busca darle un vuelco a múltiples sectores en Colombia, uno de los almacenes más reconocidos en el territorio local se prepara para ajustes que miles de personas notarán.
La cadena de supermercados Jumbo le apunta a un giro radical en la manera en la que se presentan sus tiendas para el público a nivel nacional, una modificación que de a poco ve la luz.
Uno de los representantes del conglomerado que es propietario de esa organización ofreció detalles de la manera en la que se lleva a cabo esos movimientos para los usuarios en el país.
“Tenemos primero todo lo que es el fruver. Cuando se entra a este local entramos directamente a lo que viene a ser nuestra plaza de mercado, nuestra plaza del fruver”, explicó el directivo en conversación con el diario La República.
El primer almacén con este modelo es Jumbo Limonar en Cali, cuya reinauguración aplicará fórmulas de la cadena de supermercados The Fresh Market, compañía que Cencosud recientemente adquirió por completo en Estados Unidos.
“Estuvimos trayendo muchos conceptos americanos acá, como la isla de comidas, muchos platos preparados y ese es nuestro diferencial, los productos frescos, esta tienda se caracteriza por productos frescos, no tenemos un gran non-food, sino que queremos es ser la plaza de mercado de toda esta zona”, remarcó.
El directivo de Cencosud indicó que las siguientes que tendrán esa modificación visible en Jumbo son las tiendas de Santa Ana en Bogotá, además de otros dos supermercados nuevos, el Jumbo de la Mesa y Jumbo del Vergel, en Ibagué.
¿Cuál es la cadena de supermercados compró dueño de Jumbo?
Una compra destacada que hizo Cencosud en 2025 fue la adquisición del 33 % restante de la cadena de supermercados The Fresh Market en Estados Unidos, para quedarse con el 100 % de la empresa, operación valorada en 295 millones de dólares.
The Fresh Market es una cadena de supermercados estadounidense especializada en productos frescos, alimentos ‘premium’ y experiencia detallista de compra, fundada en Greensboro (Carolina del Norte) en 1982 por Ray y Beverly Berry.
Durante décadas se ha diferenciado de los hipermercados convencionales al ofrecer un ambiente tipo mercado europeo, con carnes cortadas al instante, panadería en sitio, flores frescas, quesos importados, comidas preparadas y una selección cuidada de frutas, verduras y productos gourmet.
El enfoque comercial de The Fresh Market gira alrededor de alimentos perecederos: según estudios publicados, aproximadamente un 71 % de lo que vende son productos frescos.
Ha sido reconocido repetidamente por medios y encuestas que califican la calidad de su servicio, su ambiente de compra y la experiencia gastronómica en sus sucursales.
¿Quién es dueño de Jumbo?
Jumbo es una cadena de hipermercados que opera en Colombia bajo la propiedad del grupo Cencosud, un gigante del ‘retail’ sudamericano.
Cencosud (que originalmente significa Centros Comerciales Sudamericanos S.A.) fue fundado por Horst Paulmann, un empresario de origen alemán nacionalizado chileno, quien creó una de las compañías minoristas más importantes de Latinoamérica.
En marzo de 2025 falleció Horst Paulmann oscilando los 89 años, dejando como herederos de su empresa (y su visión) a sus hijos y al equipo directivo del holding.
Jumbo pertenece a Cencosud como empresa matriz; y Cencosud pertenece a los accionistas (que incluyen la familia Paulmann) y al directorio que gobierna el ‘holding’.
Además de Jumbo, Cencosud agrupa marcas como Metro, Santa Isabel, y Easy, entre otras, lo que muestra que su propiedad no se limita únicamente a Jumbo sino que es un conglomerado diversificado del ‘retail’.
Ser niño en un país atravesado por la violencia
Por Eduardo Pizarro LeongómezEl libro No estamos hechos de azúcar. Memorias de infancia de Colombia, de Andrei Gómez Suárez, se inscribe en una tradición literaria universal que, hoy día, cuenta con innumerables obras de gran valor de adultos que escriben sobre sus dolorosas vivencias de niños viviendo en países en guerra.
Hace pocos días tuve una grata sorpresa cuando me invitaron a presentar un libro de una joven editorial colombiana, Fuller Vigil —liderada por un periodista anglocanadiense, Richard McColl, radicado en Mompox—, que ha comenzado a publicar libros en inglés. Una prueba más de que nos encontramos en un mundo cada día más global. Su obra The Mompos Project es una muestra de ello.
El libro que tuve el privilegio de presentar se titula We are not made of sugar. A childhood memoir from Colombia (No estamos hechos de azúcar. Memorias de infancia de Colombia), cuyo autor, Andrei Gómez Suárez, pasa la mitad de su tiempo como investigador asociado de la Universidad de Londres y la otra mitad como miembro del equipo de paz en las negociaciones con la disidencia del ELN Comuneros del Sur, en el departamento de Nariño.
Lo primero que hice fue intentar comprender el título del libro. Y descubrí, indagando aquí y allá, que la expresión “no estamos hechos de azúcar” se utiliza en las naciones de habla alemana para que, ante los desafíos que debemos enfrentar en la vida, respondamos con valentía y afrontemos las dificultades.
Y este es el principal mensaje que quiere enviar Andrei Gómez con su libro de memorias sobre su infancia en un difícil momento, en el cual sus dos padres, comunistas y profesores de la Universidad de Nariño, debieron afrontar el brutal genocidio que sufriría la Unión Patriótica y sus miles de muertos y desaparecidos. No es una casualidad que el primer capítulo del libro se titule “La muerte de mis héroes”.
La obra comienza con el asesinato del entonces líder de la Unión Patriótica, Jaime Pardo Leal, quien en una visita a Pasto les había dicho a sus padres que sus días estaban contados y, en efecto, a los pocos días fue asesinado. Este hecho le produjo pánico al entonces Andrei niño de que sus padres también fueran asesinados. “Si mataron a Jaime Pardo, podrían matar a mis padres. ¿Puedo protegerlos? ¿Qué nos pasará?”
Luego se refiere a los asesinatos de Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y muchos otros líderes políticos de distintas tendencias ideológicas y afirma con angustia: “Están asesinando a todos mis héroes”.
Una tradición literaria
Este libro se inscribe en una tradición literaria universal que, hoy en día, cuenta con innumerables obras de gran valor de adultos que escriben sobre sus dolorosas vivencias de niños viviendo en países en guerra.
Uno en especial es valorado como un clásico: la obra del escritor keniano Ngugi wa Thieng’o (1938-2025) Sueños en tiempos de guerra: memorias de la infancia. Sus obras, escritas en kikuyo, no solo sirvieron para consolidar la defensa de las lenguas africanas como herramienta de autonomía cultural, sino que marcaron un antes y un después en la literatura poscolonial africana. Su deceso en 2025 fue muy lamentado. El presidente de Kenia, William Ruto, lo calificó como una “figura emblemática de las letras africanas”.
Hacía falta un relato similar en Colombia, pues, a pesar de ser un libro muy íntimo, la obra de Andrei Gómez puede ser, a su turno, leída como un relato testimonial de toda una generación que ha vivido bajo el fuego cruzado de las armas.
Una situación inusual
En el país, en los últimos meses hemos vivido dos hechos de enorme significación, los cuales no hemos analizado con la debida atención: por una parte, el juicio que enfrentó al expresidente Álvaro Uribe con el senador Iván Cepeda y, por otra parte, el asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
Los tres, Uribe Vélez, Cepeda Castro y Uribe Turbay, tienen un rasgo en común: son huérfanos de padre o de madre, quienes fueron asesinados en distintos episodios.
El juicio que enfrentó a Uribe con Cepeda fue, además, muy inusual: el padre del primero, Alberto Uribe Sierra, cayó asesinado el 14 de junio de 1983 por miembros de las FARC. Y el padre del segundo —miembro del Secretariado del Partido Comunista— fue asesinado una década más tarde, el 9 de agosto de 1994, por miembros de la fuerza pública en alianza con organizaciones paramilitares.
Y Miguel Uribe sufrió la pérdida de su madre, Diana Turbay, quien murió en un intento fallido de rescate el 25 de enero de 1991 cuando estaba secuestrada por Pablo Escobar. Todos los actores del drama nacional de la violencia están presentes en estos tres episodios: la guerrilla, agentes del Estado actuando al margen de la ley, organizaciones paramilitares, traficantes de drogas ilícitas.
Pero no son casos únicos. Tal como se puede observar en el cuadro siguiente, a pesar de que solo se refiere a un número limitado de casos, es impactante constatar el gran número de precandidatos presidenciales cuyos padres o familiares próximos fueron asesinados, así como el gran número de líderes políticos que han ocupado u ocupan cargos públicos de alta relevancia que han vivido la misma dolorosa experiencia. No sé si existe un caso similar en el mundo.
Es, sin duda, sorprendente el altísimo número de hijos de políticos asesinados que aspiran en las elecciones que se avecinan a ocupar el lugar que les negaron a sus padres: la silla presidencial.
¿Qué significa para la vida nacional un universo de líderes políticos de primera línea afectados por causa de la violencia? Se trata de una dura pregunta que todavía no puedo responder.
Líder político | Familiar asesinado | Fecha | Cargo público ocupado o que aspira ocupar |
Álvaro Uribe | Alberto Uribe | 14 de junio de 1983 | Expresidente |
Iván Cepeda | Manuel Cepeda | 9 de agosto de 1994 | Precandidato presidencial |
María José Pizarro | Carlos Pizarro | 26 de abril de 1990 | Precandidata presidencial |
Miguel Uribe | Diana Turbay Miguel Uribe | 25 de enero de 1991 11 de agosto 2025 | Precandidato presidencial |
Juan Fernando Cristo | Jorge Cristo | 8 de agosto de 1997 | Precandidato presidencial |
Juan Manuel Galán | Luis Carlos Galán | 18 de agosto de 1989 | Precandidato presidencial |
Carolina Corcho | Freddy Hernán Corcho | 2 de nov. de 1995* | Precandidata presidencial |
Miguel Gómez | Álvaro Gómez | 2 de nov. de 1995 | Precandidato presidencial |
Aníbal Gaviria | Guillermo Gaviria | 5 de mayo de 2003 | Precandidato presidencial |
Rodrigo Lara Sánchez Rodrigo Lara Restrepo | Rodrigo Lara | 30 de abril de 1984 | Exalcalde de Neiva Zar anticorrupción |
Alejandro Éder | Harold Éder | 1965** | Alcalde de Cali |
*Es impactante constatar que mismo día del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado fue asesinado el padre de la exministra de Salud Carolina Corcho.
**Se desconoce la fecha exacta del fallecimiento de Harold Éder, secuestrado por las FARC.
Sin lugar a duda, el asesinato de un familiar puede desencadenar reacciones de distinto tipo: en unos, un profundo resentimiento y deseos de venganza; en otros, crear un camino de reconciliación. Esta fue la vía escogida por Andrei Gómez tras la dura experiencia vivida por el movimiento en que militaban sus padres, la Unión Patriótica: un compromiso profundo con la paz.
Crecer en un clima de violencia
En este libro de memorias de infancia, el autor recuerda las palabras de un viejo comunista que les decía en aquella época que Pasto era “un remanso de paz mientras el resto del país se hunde en las llamas del conflicto. El día que comience la guerra en Nariño, el país estará condenado al fracaso”. E, igualmente, recuerda el autor los viajes con su familia a Ecuador, una de las naciones más pacíficas de América Latina en aquella época.
Es decir, mientras había un enorme miedo por la militancia comunista de sus padres, había simultáneamente una cierta calma debido al clima de paz que se vivía en Nariño y en la nación vecina. Esa visión idílica ya no existe. Nariño está en medio del remolino de la violencia y hoy en día —¿quién lo podría pensar diez o veinte años atrás?— Ecuador es el país con la tasa más alta de homicidio de toda América Latina: 38,8 homicidios por cada 100.000 habitantes, seguida de Venezuela, 26,2, y Colombia, 25,4, según los datos del portal Insight Crime.
El temor a la violencia en su infancia, aunado al creciente deterioro de la seguridad en su departamento, Nariño, marcó la vida de Andrei Gómez. Pero, a diferencia de otros colombianos que ante las experiencias desgarradoras de la violencia y el miedo tomaron el camino de las armas, del “ojo por ojo, diente por diente”, el autor del libro tomó otro camino: convertirse en un académico respetado, autor de obras fundamentales para comprender a nuestro país y, a su vez, en un activista comprometido con la paz y la reconciliación nacional.
Sus dos obras anteriores, El Triunfo del NO. La paradoja emocional detrás del plebiscito (Ícono, 2016) y Genocidio, geopolítica y redes transnacionales: una contextualización de la destrucción de la Unión Patriótica en Colombia (Universidad de los Andes, 2018), así como su participación en la creación de la fundación Rodeemos el Diálogo (ReD) y su compromiso con la paz en su departamento como miembro del equipo de paz del Gobierno con el grupo insurgente desprendido del ELN, Comuneros del Sur, constituyen una clara muestra de su interés en contribuir a la comprensión del país y a la búsqueda de una salida pacífica a la violencia.
Por estas y otras muchas razones, creo que la lectura de esta obra tiene un enorme valor en la Colombia de hoy, al menos por las dos siguientes: primero, por el profundo anhelo que albergamos la inmensa mayoría de los colombianos de lograr finalmente la paz, y, segundo, por la lectura de un valeroso testimonio sobre el impacto en la niñez de la violencia, sus miedos y sus sueños.
Se trata, sin duda, de una lectura obligada.
Atento a sus comentarios...
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